domingo, 27 de abril de 2014

Makhno: A todos los judíos del mundo


¡Ciudadanos judíos! En mi primer "Llamamiento a los judíos", publicado en el periódico francés "Le Libertaire", me dirigía a los judíos en general, en respuesta a lo que afirman burgueses y socialistas junto a "anarquistas" como Yanovsky, que me acusan de pogromista y califican de antisemita al movimiento de liberación de campesinos y trabajadores ucranianos que lideré; para que me detallaran hechos concretos en lugar de imputaciones genéricas: simplemente, que me dijeran dónde y cuándo perpetré, o el movimiento antes mencionado perpetró, actos de ese tipo.

Había esperado a que los judíos en general contestaran a mi "Llamamiento", que apareciera gente ávida por descubrir al mundo civilizado la verdad acerca de estos criminales responsables de las matanzas de judíos en Ucrania o que intentaran basar sus vergonzosos relatos sobre mí y sobre el movimiento makhnovista en hechos probados en los que pudieran comprometerme y que los presentaran ante la opinión pública.

Por el contrario, no he visto que ningún judío haya presentado pruebas. Lo único que ha aparecido hasta el momento en la prensa, reproducido también por ciertos órganos anarquistas judíos, acerca de mí y el movimiento insurgente que lideré, no ha sido otra cosa que el producto de las más vergonzosas mentiras y de la grosería de ciertos maniobreros políticos y sus paniaguados. Además, hay que decir que las unidades revolucionarias combatientes compuestas por trabajadores judíos jugaron un papel de primer orden en el movimiento. La cobardía de los difamadores no me afecta, ya que siempre les he tratado como lo que son. Los ciudadanos judíos pueden estar seguros de ello si observan que no dije ni una sola palabra sobre la farsa salida de la pluma de un tal Joseph Kessel con el título de "Makhno y sus judíos", una novela escrita sobre la base de la desinformación acerca de mí y del movimiento conectado conmigo organizativa y teóricamente. La sustancia de esta farsa está tomada de un lacayo lameculos de los bolcheviques, un tal Coronel Gerassimenko, recientemente condenado por los tribunales checos por espionaje para una organización militar bolchevique. La novelucha está también basada en artículos escritos por un periodista burgués, un tal Arbatov, que desvergonzadamente me atribuye toda clase de violencias perpetradas contra una compañía de "artistas enanos". Una invención de principio a fin, por supuesto.

En esa novela simplemente compuesta por falsedades, Kessel me describe de un modo tan odioso que, al menos en aquellos pasajes que toma prestados de Gerassimenko y Arbatov, debería haber nombrado sus fuentes. Dado que la falsedad representa el principal papel en esta novela y que las fuentes son inconsistentes, el silencio fue la única respuesta que creí oportuno dar.

Tengo una visión bastante diferente de las calumnias que parten de asociaciones judías que buscan hacer creer a sus correligionarios que han examinado cuidadosamente los actos viles y flagrantemente injustos perpetrados contra la población judía de Ucrania y que buscan denunciar a sus autores.

Hace algún tiempo una de estas sociedades, que por cierto tiene su sede en el reino de los bolcheviques, editó un libro, ilustrado con fotografías, sobre las atrocidades cometidas contra la población judía en Ucrania y Bielorrusia, con base en materiales aportados por el "camarada" Ostrovsky, lo cual quiere simple y llanamente decir que en base a lo aportado por los bolcheviques. En este documento "histórico"no se mencionan en ningún lado los pogromos llevados a cabo por el jactancioso Primero de Caballería del Ejército Rojo a su paso por Ucrania en ruta hacia el Cáucaso en mayo de 1920. Por el contrario, dicho documento menciona varios pogromos y los ilustra con fotografías de insurgentes makhnovistas, aunque no está claro qué pintan allí, eso por un lado, y por otro, que de hecho ni siquiera son makhnovistas, como lo testimonia el hecho de que se quiere dar a entender que se muestra a "Makhnovistas en acción" mediante la foto de una bandera negra sobre la que se muestra una cabeza humana: se trata de una fotografía sin conexión con pogromos y, sobre todo, y especialmente, que no muestra a ningún makhnovista.

Un fraude aún más significativo, conmigo y con los makhnovistas como blanco, puede verse en las fotografías de las calles de Alexandrovsk, supuestamente tomadas a continuación de un pogromo organizado por makhnovistas en verano de 1919. Esta burda mentira es imperdonable para la asociación judía responsable de la publicación, ya que todo el mundo en Ucrania sabe que en aquel entonces el ejército insurgente makhnovista se encontraba lejos de esa región: había retrocedido a Ucrania occidental. De hecho, Alexandrovsk estuvo bajo controlbolchevique desde febrero hasta junio de 1919 y luego en manos de Denikin hasta otoño.

Con estos documentos, la asociación judía de tendencia bolchevique nos ha injuriado gravemente al movimiento makhnovista y a mí: incapaces de hallar evidencias documentales con las que denostarnos (en beneficio de sus patrocinadores) cargándonos pogromos antisemita, ha recurrido a descarados engaños que no tienen relación alguna ni conmigo ni con el movimiento insurgente. Su falsedad aparece con aún mayor claridad cuando reproducen una fotografía que titulan "Makhno, un "pacífico" ciudadano" donde quien aparece retratado es alguien absolutamente desconocido para mí.

Por todas estas razones consideré que era mi deber dirigirme a la comunidad judía internacional para mostrarles la cobardía y la mentira de ciertas asociaciones judías de la órbita bolchevique que nos acusan de pogromos antisemitas a mí y al movimiento insurgente que lideré. La opinión judía internacional debe examinar escrupulosamente en qué se sustentan estas infames imputaciones, porque el esparcir tales infundios no es precisamente la mejor manera de establecer, a los ojos de todos, la verdad sobre lo que soportó la población judía ucraniana, no olvidando el hecho de que estas mentiras sólo sirven para desfigurar por completo la Historia.

Delo Truda N°23-24, Abril-Mayo 1927, pp. 8-10.

Insurgentes makhnovistas: Abajo el combate fratricida


Hermanos soldados rojos; los agentes de Nicolás os tenían en la oscuridad y os habían llevado a una guerra fratricida contra los japoneses, después contra los alemanes y contra otros numerosos pueblos, únicamente para aumentar sus riquezas, mientras que vosotros teníais que esperar sólo la muerte, y en vuestra casa la ruina completa.

Pero la nube y la niebla que le impedían ver se disiparon, el sol resplandeció, la luz vino a vosotros y terminasteis con la guerra fratricida. Fue sin embargo sólo una calma momentánea antes de la nueva tormenta.

¡Ahora, os envían de nuevo a combatirnos, a nosotros los "insurgentes makhnovistas", en nombre de un supuesto poder "obrero-campesino" que te aporta de nuevo cadenas y esclavitud! Las riquezas y las alegrías van a esta banda de burócratas parásitos que chupan tu sangre. ¿ Acaso no has comprendido esto durante los tres años de guerra fratricida?

¡Todavía vas a derramar tu sangre para la burguesía recientemente nacida y para los comisarios creados por ella, y qué te envían, cual ganado, a la matanza!

¿ Acaso todavía no has comprendido que nosotros, los "insurgentes makhnovistas", combatimos por la completa emancipación económica y política de los trabajadores, por la vida libre sin estos comisarios y otros agentes de la represión?

Qué el amanecer venga también a tu campamento y te muestre el camino que lleva a la destrucción de la guerra fratricida de las masas trabajadoras. En este camino, te reunirás con nosotros y continuarás combatiendo en nuestras filas por un futuro mejor, por una vida libre. En cada encuentro con nosotros, con el fin de evitar hacer correr la sangre fraternal, enviadnos a delegados para parlamentar, pero si esto no es posible y los comisarios te obligan, a pesar de todo, a combatirnos, deja las armas y ven a nuestro encuentro fraternal.

¡ Abajo la guerra fratricida entre los trabajadores!

¡ Viva la paz y la unión fraternal de los trabajadores de todo país y de toda nación!

Mayo 1920

sábado, 26 de abril de 2014

El Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero responde a los confusionistas en el anarquismo


Palabras previas: la esencia del problema

Los debates provocados por la "Plataforma Organizativa" se han enfocado, hasta ahora, principalmente sobre sus variados argumentos o, de hecho, sobre la propuesta organizativa contenida en ella. La mayoría de sus críticos, así como muchos de quienes la apoyan, han carecido de una visión clara en su apreciación sobre la sustancia de las premisas de la Plataforma: no han tratado de descubrir cuales fueron los factores que conllevaron su aparición, el punto de partida adoptado por sus autores. Y sin embargo, este asunto es de la mayor importancia para aquellos que buscan comprender el espiritu y la importancia de la Plataforma.

La recientemente publicada "Respuesta a la Plataforma" de Volin y algunos otros anarquistas, proponiéndose representar un completo rechazo a la Plataforma, ha fracasado -pese a todos sus esfuerzos en esta tarea, pese a todos sus clamores de leer "entre líneas"- en elevarse por sobre el nivel de una diatriba banal en contra de argumentos tomados por separado, y se ha mostrado impotente de abordar el corazón mismo del problema.

Debido a que esta "Respuesta" demuestra la más completa incomprensión de las tésis de la Plataforma, las distorsiona y hace uso de sofismas para rebatirlas, el Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero, habiendo indagado en este amago de crítica, ha, una vez más, identificado una serie de puntos que son cuestionados: al mismo tiempo, el Grupo ha registrado ineptitud política y teórica de la Respuesta.

El siguiente comentario, titulado "Respuesta a los Confusionistas en el Anarquismo", se dedica a examinar su réplica. Su intención no es servir ni de complemento ni de anexo a la Plataforma: está diseñado, meramente, para clarificar algunas de sus tésis. Sin embargo, permítasenos aprovechar esta oportunidad para remarcar algunas cosas a consideración de los compañeros que puedan tener algún interés en la Plataforma para organizar al Anarquismo: creemos que al hacer esto, ayudamos a que su espíritu y su significado sean mejor entendidos.

Hemos adquirido el hábito de culpar del fracaso del movimiento anarquista en Rusia entre 1917-1919, a la represión estatal del Partido Bolchevique. Lo cual es un grave error. La represión Bolchevique dificultó la expansión del movimiento anarquista durante la revolución, pero fue sólo uno de los obstáculos. Mas bien, fue la inefectividad interna del propio movimiento anarquista una de las principales causas de este fracaso, una inefectividad emanada de la vaguedad y de la indecisión que caracterizaron a sus principales posiciones políticas respecto a organización y tácticas (Esperamos demostrar y desarrollar esta opinión en un estudio separado, adjuntando datos y documentos de prueba).

El anarquismo carecía de una opinión firme, enérgica y oportuna ante los principales problemas que enfrentaba la Revolución Social, opiniones que eran necesarias para satisfacer a las masas que hacían la Revolución. Los Anarquistas llamaban a tomarse las fábricas, pero no tenían una noción homogénea y bien definida sobre la nueva producción y su estructura. Los anarquistas favorecían la consigna comunista: "De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades", pero nunca se molestaron en aplicar este concepto a la vida real. Es así como permitieron que elementos sospechosos transformaran este gran principio en una caricatura del anarquismo (Debemos recordar como muchos estafadores se aferraron a este principio como un medio de obtener bienes colectivos, durante la revolución, en provecho propio). Los Anarquistas hablaban mucho de la actividad revolucionaria de los mismos trabajadores, pero fueron incapaces de dirigir a las masas, aunque más no fuera rudimentariamente, hacia las formas que tal actividad debiera asumir: se demostraron incapaces de regular las relaciones recíprocas entre las masas y su centro ideológico. Incitaban a las masas a sacudirse del yugo de la Autoridad: pero no indicaban cómo las ganancias de la Revolución se habrían de consolidar y defender. Carecían de opiniones claramente definidas y de políticas de acción específicas con respecto a muchos otros problemas. Lo cual los alienó de las actividades de las masas y los condenó a la impotencia social e histórica.

En esto debemos ver la principal causa de su fracaso en la Revolución Rusa. Nosotros, los anarquistas rusos que vivimos la prueba de fuego revolucionaria entre 1905 y 1917, no tenemos la menor duda respecto a ello.

La obviedad de la inefectividad interna del anarquismo nos ha compelido a buscar fórmulas para alcanzar el triunfo.

En veinte años de experiencia, de actividad revolucionaria, veinte años de esfuerzos en las filas anarquistas, y de esfuerzos que no consiguieron nada sino fracasos del anarquismo en cuanto movimiento organizador: todo esto nos ha convencido de la necesidad de un nuevo partido-organización anarquista que cubra amplios sectores, arraigado en una teoría, una política y una táctica común.

Estas son las premisas de la "Plataforma Organizativa". Si los anarquistas de otros países, sin la experiencia de primera mano de la Revolución Rusa, pero con algún conocimiento de ella, aunque sea magro, estuvieran dispuestos a examinar cuidadosamente el estado del movimiento anarquista en sus propios países, no podrían dejar de notar que la inefectividad interna que causó el fracaso del anarquismo en la Revolución Rusa, prevalece igualmente en sus propias filas y representa una amenaza mortal sobre el movimiento, especialmente en tiempos de revolución. Entonces, comprenderán el significado del paso adelante que representa la Plataforma Organizativa para el anarquismo, desde el punto de vista de las ideas, como del punto de vista de la organización y construcción. Y comprenderán que solo el camino trazado por la Plataforma, puede restaurar la salud del anarquismo y fortalecerlo entre las masas.

P. Archinov

RÉPLICA A LA RESPUESTA DE ALGUNOS ANARQUISTAS RUSOS A LA PLATAFORMA

La Respuesta (Abril de 1927) de algunos anarquistas rusos a la Plataforma, es un intento de criticar y rechazar completamente la "Plataforma Organizativa" publicada por el Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero. Los autores de la Respuesta, declaran estar en desacuerdo, no sólo con ciertas ideas expuestas en la Plataforma, sino que con toda ella. Es precisamente "la Plataforma, en cuanto tal... sus principios subyacentes, su esencia, su misma lógica" los que no son aceptables a su parecer, ellos dicen: ellos dicen que no es Anarquismo, sino Bolchevismo lo que en ella se expresa (pp. 30-37). La esencia ideológica de los Bolcheviques y de los "Plataformistas" es idéntica (p. 37). Indudablemente, ellos dicen, (p.29) "los autores de la "Plataforma" ven como indispensable: la creación de un centro de dirección política, la organización de un ejército y de una fuerza policial a disposición de ese centro, lo que esencialmente significa, la introducción de una autoridad política transitoria, en esencia, estatalista". Y la Respuesta está aderezada con cantidad de otras afirmaciones semejantes e igualmente sorprendentes.

Creemos que tales afirmaciones obligan a que sus autores provean evidencia adecuada antes de hacerlas. De hecho, esta práctica de hacer alegatos sin fundamentos puede llevar al movimiento anarquista a un conducta cuestionable: todo anarquista, en el verdadero sentido de la palabra, debe, por lo tanto, tomar una posición decidida contra esta clase de argumentación. En el curso de nuestra exposición, veremos en qué medida los autores de la Respuesta han buscado dar autenticidad a sus propios alegatos y cómo esto nos arroja luz sobre el significado y el valor de la Respuesta.

Sus autores comienzan declarando que están en "total desacuerdo con el grupo respecto a muchas tesis fundamentales e importantes contenidas en la Plataforma". Pero en realidad, el disenso se relaciona con cada una de las tesis de la Plataforma sobre organización y principios. Para explicar su diferencia de opinión, se dan vueltas, recurren a sofismas, para terminar en dudosas conclusiones propias. Ya que son hostiles a priori a toda la Plataforma, pero carecen de una visión propia explícita sobre cualquiera de los aspectos tratados en la Plataforma, no podría ser de otra manera. Esto lo podemos apreciar si nos detenemos en sus principales objeciones. Pero hay más aún: vemos que los autores de la Respuesta, al rebatir ciertos argumentos de la Plataforma, frecuentemente terminan reiterando estos mismos argumentos, proclamándolos como suyos propios y usándolos contra la Plataforma.

Queremos aclarar un punto: la mejor respuesta a sus objeciones es la misma Plataforma, y el lector encontrará en ella opiniones específicas y claras sobre cada uno de los aspectos discutidos. Nos ocuparemos ahora tan sólo de algunos aspectos de la Plataforma que los autores de la Respuesta han intentado rebatir, a fin de clarificar el espíritu y la corriente que los ha motivado.

1. Las Causas de la Debilidad del Movimiento Anarquista

La Plataforma localiza las principales causas de la debilidad del movimiento anarquista en la ausencia de un factor organizativo y de relaciones organizadas dentro del movimiento, que lo llevan a un estado de "desorganización crónica". A la vez, la Plataforma agrega que esta desorganización se anida en algunas limitaciones de naturaleza ideológica. Podemos ver estas limitaciones en un amplio rango de principios pequeño burgueses que no tienen nada que ver con el anarquismo. La desorganización que prevalece en nuestras filas es ayudada por la confusión ideológica. Y a fin de poner fin a tal confusión práctica e ideológica, la Plataforma sostiene la idea de establecer una organización general fundada sobre un programa homogéneo. De esta manera, la Plataforma sienta las bases de una organización general de anarquistas y genera homogeneidad ideológica. La organización creada, así, colectivamente, será lo suficientemente fuerte como para librar al anarquismo de sus contradicciones ideológicas y de sus inadecuaciones organizativas, pavimentando el camino a una organización anarquista poderosa alineada en torno a principios homogéneos. No vemos otra forma de desarrollar y fortalecer al anarquismo entre las masas. La Plataforma ha señalado que la propuesta de agrupar a las distintas corrientes anarquistas en una "familia unida tiernamente" no va a restaurar la salud del movimiento anarquista, sino que en lugar de ello, sólo puede empeorarla y aturdirla.

Las críticas de la Respuesta, repudian absolutamente el cuadro que la Plataforma retrata respecto a las causas de la debilidad del movimiento anarquista. Ellos ven las causas en "la vaguedad de muchas ideas básicas a nuestra perspectiva, tales como la noción de revolución social, de violencia, de creatividad colectiva, de período de transición, de organización y algunas otras". Además, los autores de la Respuesta enumeran otras materias en las cuales los anarquistas no se ponen de acuerdo. Si se les creyera, deberíamos pensar que los anarquistas no tienen una visión común sobre nada, y que debiéramos primero teorizar sobre todo antes de abordar el problema de la organización. Ya hemos escuchado estas ideas y promesas bastante seguido hasta ahora. Y, en lugar de amenazar por ciento primera vez con realizar un trabajo teórico en profundidad, ¿no sería mejor que los autores de la Respuesta se ocuparan de esta tarea, haciéndola fructificar para luego ofrecerla como contra argumento a la Plataforma? Nuestra concepción sobre los principios del anarquismo es bastante diferente. Estamos concientes de que hay acuerdo entre los anarquistas respecto a los temas de mayor trascendencia, como la idea de la revolución social, de la violencia, de la creatividad colectiva, de la dictadura, de la organización, etc. Aquellos quehasta ahora han permanecido adversarios de la revolución social, de la violencia revolucionaria y de la organización, siempre seguirán siéndolo, y sería, en realidad, demasiado ingenuo escribir la historia del anarquismo de nuevo sólo por ellos. Tan pronto como alguien se nos acerque y nos diga que no acepta la idea de la revolución social, alguien podría anunciar que se opone a la violencia revolucionaria, un tercero podría expresar su insatisfacción con la misma idea del comunismo anárquico y un cuarto podría hablar en contra de la lucha de clases. Declarar en toda ocasión que los "principios anarquistas" no han sido suficientemente precisados, es de hecho, prácticamente el fracaso para divisar una teoría general. ¿No tuvimos a Bakunin, Kropotkin y Malatesta, quienes fueron lo suficientemente precisos sobre los principios anarquistas? Ha habido movimientos anarquistas en gran cantidad de países, basados en aquellos principios. ¿Cómo se puede declarar que no han sido suficientemente claros?

Es cierto que hay muchos puntos obscuros en el anarquismo. Pero aquellos son de otro carácter. El hecho es que junto al incuestionable núcleo anarquista, el movimiento posee un número de tendencias liberales y desviaciones individualistas que no permiten que éste tenga una base estable. Para restaurar la salud del movimiento, se le debe liberar de estas tendencias y desviaciones: pero esta limpieza es, en gran medida, evitada por todos aquellos individualistas, abiertos o encubiertos (y los autores de la Respuesta indudablemente se encuentran entre estos últimos), que son parte del movimiento.

2. La Lucha de Clases en el Sistema Anarquista

La Plataforma declara, simplemente, que la "lucha de clases entre el Trabajo y el Capital fue, en toda época en la historia de la sociedad humana, el principal factor determinando la forma y la estructura de aquellas sociedades", que el anarquismo emergió y se desarrolló en el terreno de esa lucha, en el seno de la humanidad laboriosa y oprimida; que es un movimiento social de las masas oprimidas; el intento de presentarlo como un problema humanitario general equivale a una falsedad social e histórica. En la lucha entre el Capital y el Trabajo, el anarquismo lucha de lleno e inseparablemente del lado de éste último.

Los autores de la Respuesta, contrarían aquel claro y preciso mensaje diciendo que "el anarquismo es una síntesis de elementos: clasistas, humanos e individuales". Esta visión es común a la de los liberales, temerosos de confiar sobre las verdades del Trabajo, y quienes siempre han oscilado ideológicamente entre la burguesía y el proletariado, buscando valores humanistas comunes para usarlos como conexión entre las clases contendientes. Pero nosotros sabemos bien que no hay una humanidad, única e indivisible, que las demandas del anarquismo comunista serán alcanzadas sólo mediante la determinación de la clase obrera y que la actividad de la humanidad, como un todo e incluída la burguesía, no apunta en absoluto hacia ello: consecuentemente, el punto de vista ofrecido por los liberales que no saben cómo tomar posición en la tragedia social mundial, no puede tener nada que ver con la lucha de clases ni, de este modo, con el anarquismo.

3. Sobre el Problema de la Dirección de las Masas y los Eventos desde el Punto de
Vista de las Ideas

La Respuesta más bien extrae la idea de un liderazgo autoritario de su propia inventiva que de las ideas expuestas en la Plataforma. Y, hablando más ampliamente, a lo largo de la Respuesta, lo que sus autores buscan es descifrar algún significado oculto en la enigmática Plataforma, llegando a pintar un cuadro que pretende aterrorizar, no sólo a los anarquistas, sino que incluso a ciertos estadistas más sentimentales que lo común. De esta manera, la influencia ejercida en el plano de las ideas por los anarquistas sobre los sindicatos revolucionarios es interpretada por ellos como la subordinación de estas sindicatos a la organización anarquista. El método de una estrategia militar revolucionaria común aplicada a la defensa de la revolución se "convierte", en su interpretación, en la idea del ejército de un Estado centralizado. La noción de un comité ejecutivo de la organización anarquista, se convierte, en su interpretación, en un Comité Central dictatorial, que demanda de una incuestionable obediencia. Uno podría pensar que los autores de la Respuesta son demasiado ignorantes como para ser capaces de poder captar la esencia de todos estos problemas: ¡Nada de ello! Todas estas deformaciones y alteraciones hechas por ellos, persiguen un mismo fin: nosotros demostraremos brevemente hasta qué punto nuestros adversarios pretenden alarmarse con la expresión "dirección de las masas y de los eventos desde el punto de vista de las ideas". ¿Pero no son, entonces, como aquellos casos raros, que aterrorizándose con la idea de la influencia, están aterrados de ellos mismos ser influyentes? La dirección de las masas desde el punto de vista de las "ideas", simplemente, quiere decir la existencia de una idea que sirva de guía en el movimiento. En el mundo de la lucha socialista y de las demandas socialistas, tales ideas no son numerosas. Pero es natural que nosotros, los anarquistas queramos que las ideas que guíen a los explotados sean ideas anarquistas y no, por ejemplo, social-demócratas, como aquellas que tan sólo recientemente han traicionado al movimiento de obreros revolucionarios Vienés (1) .

Pero para que las ideas anarquistas lleguen a convertirse en el magneto de las masas, debemos desarrollar una actividad ideológica bien organizada, la cual, a su vez, necesita de una organización anarquista cuyos miembros difundan nociones bien claras y coherentes entre las masas. Todo lo cual es tan elemental y auto-evidente, que resulta vergonzoso tener que aclararlo una y otra vez, a esta altura, a gente que se dice estar familiarizada con el anarquismo. Los autores de la "Respuesta" están, de sobra, concientes de ello, ya que, tras deformar nuestro punto de vista y de ofrecer una montaña de absurdos en relación a la Unión General de Anarquistas, terminan diciendo que el rol de los anarquistas en las organizaciones económicas es influenciar a las masas moralmente y en términos de las ideas, mientras que las organizaciones específicamente anarquistas debieran, de hecho, ayudarlas desde el punto de vista de las "ideas". ¿Pero al decir esto no se están casi tomando prestadas las posiciones de la Plataforma, luego de haber enlodado su nombre? ¿Qué significa "influenciar y asistir a las masas desde el punto de vista de las ideas"? ¿Van los anarquistas a dar asistencia ideológica a una muchedumbre a punto de realizar un pogrom o de realizar un linchamiento ? (2) Toda asistencia entregada a las masas en el plano de las ideas, debe ser consonante con la ideología anarquista: de otro modo, no sería asistencia "anarquista". "Asistir ideológicamente", simplemente significa: la influencia desde el punto de vista de las ideas, la dirección desde el punto de vista de las ideas. Bakunin, Kropotkin, Reclus, Malatesta -estos son hombres que fueron, indudablemente, dirigentes ideológicos de las masas. Pero nosotros aspiramos a que esa dirección, que se ha ejercido ocasionalmente, se convierta en un factor permanente: esto sólo será posible cuando haya una organización que posea una ideología común y cuyos miembros se involucren en una actividad ideológicamente coordinada, sin ser colateral o dispersa como ha sido el caso hasta ahora. Estos son los términos en que la cuestión ha sido planteada. Y es en vano que los autores de la "Respuesta" soñarán sofismas a fin de demostrar que la dirección en el plano de las ideas significa una dirección autoritaria.

Son las masas populares las que harán la revolución por sí mismas, dicen nuestros adversarios. Entendido. Pero deben saber que la masa revolucionaria se nutre por siempre en el seno de una minoría de iniciadores, que precipitan y dirigen los eventos. Y estamos autorizados para afirmar que en una verdadera revolución social, solo los partidarios del anarquismo obrero serán contados entre esta minoría.

4. La Idea del Período de Transición

La "Plataforma" resalta que los partidos políticos socializantes entienden el término "Período de Transición" queriendo significar una etapa específica en la vida del pueblo, siendo los rasgos esenciales de tal período: un quiebre con el antiguo orden de cosas y la instalación de un nuevo sistema político y económico, un sistema el cual, en cuanto tal, no representa aún la completa emancipación de los trabajadores. El Comunismo anárquico, sin embargo, repudia arreglos transicionales de esta naturaleza. Aboga por una revolución social de los trabajadores que siente las bases para una sociedad libre e igualitaria. Llama la atención que el problema no pueda estar más claramente planteado. Pero los autores de la "Respuesta" han lucubrado para descubrir precisamente lo opuesto en la "Plataforma". Según ellos estiman, la "Plataforma" es, enteramente, un mero "intento de ofrecer esta idea (del período de transición) y de transplantarla al anarquismo". Y he aquí la prueba: la "Plataforma" prevé algunos temas, (algunos están en el apéndice a la "Plataforma"), sobre cuando la prensa (o más bien el abuso ya mencionado) de la clase hostil a los trabajadores sea suprimida por los obreros en lucha. Y los autores de la "Respuesta" se regocijan: ¿Por qué esto no equivale, "en realidad a un período de transición"? Luego, la "Plataforma" declara que el principio comunista anárquico "de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades" de ninguna manera hace que incumba a los obreros rebeldes encargarse de alimentar a todo el mundo, incluídos sus enemigos declarados quienes, por motivos contra-revolucionarios, se negarán a tomar parte en la producción y no soñarán con otra cosa que con decapitar la revolución. Tal principio, simplemente, significa igualdad en la distribución dentro de los parámetros de una sociedad igualitaria: no se aplica en absoluto a aquellos que se han puesto fuera de esa sociedad por motivos contra-revolucionarios. Más aún, tal principio significa que cada miembro de la sociedad de los trabajadores que profite de sus sus servicios, debe servirle de acuerdo a sus fuerzas y capacidades, y de ningún modo de acuerdo a sus caprichos o para nada. Los autores de la "Respuesta", nuevamente, lanzan un grito en el cielo: ¿qué hay con eso, no es acaso eso período de transición? Ellos proclaman "la aplicación del principio de igual goce sobre todos los productos disponibles y recientemente manufacturados, sin miramientos a su cantidad, para todos los miembros de la colectividad, sin excepciones, restricciones o privilegios de ninguna clase". La verdad, es que no queda claro en esta fórmula si es que los trabajadores rebeldes deban alimentar a la burguesía que no toma parte en la producción y que utiliza su ingenuidad para oponérseles. Pero, ya que esta fórmula está en oposición con el principio obrero de la "Plataforma", deberíamos concluir que los trabajadores tendrían el deber de mantener a la burguesía, aunque no tengan el menor deseo de hacerlo.

No nos detendremos a discutir tal punto de vista. La clase obrera lo resolverá sola y en la práctica, llegando la revolución social. Sin embargo, creemos que los autores de la "Respuesta" no serán tapados con elogios por el tierno cuidado con que cubren a un burgués que se niega a trabajar. ¿No sería mejor avisarles a los autores de la "Respuesta" que busquen alguna forma para volver a los burgueses en miembros honestos de la sociedad de trabajadores, en lugar de cuidarles con tal solicitud?

Pero el más impresionante truco de los autores de la "Respuesta" viene más adelante. Luego de vérseles rebatiendo todas las posiciones de la "Plataforma", luego de vérseles despreciar a sus autores como vergonzosos Bolcheviques, y su sistema constructivo despreciarlo como una forma transicional de sistema estatal económico y político -uno podría esperar verles presentando un provocador esquema de la sociedad anarquista post-revolucionaria, de la sociedad en que todos van a encontrar sus necesidades satisfechas y la cual no tendrá nada en común con aquella descrita en la "Plataforma". Sin embargo, no hay nada de esto. Todo lo que uno encuentra, es una admisión de que el esfuerzo creativo de la revolución social "será un comienzo natural para la formación de una sociedad anarquista". Ahora bien, tal declaración ha sido tomada, palabra por palabra, de la "Plataforma", la cual afirma que "la victoria de los obreros... será el comienzo de la construcción de una sociedad anarquista, la cual, una vez esbozada, seguirá luego, sin interrupciones, su propia linea de desarrollo, fortaleciéndose y completándose". En verdad, cuando se trata de nuestros adversarios, el lado derecho de su mente no tiene idea de lo que el lado izquierdo hace y piensa.

5. El Problema de la Producción

Tampoco los autores de la "Respuesta" dejan de manifestar objeciones categóricas a nosotros en relación al problema de la producción. Es muy difícil tener idea de qué ocasiona sus objeciones, así como qué es lo que favorecen en su exposición. La idea de una producción unificada y coordinada que plantea la "Plataforma" los petrifica, así como la idea de agencias dirigiendo la producción elegidas por los trabajadores. En la idea de producción coordinada, ellos adivinan el espectro de la centralización y el estatalismo y ofrecen, en cambio, la idea de producción descentralizada.

La idea de producción unificada es clara: la "Plataforma" ve a toda la industria moderna como una única y gigantesca maquinaria de productores, creada por los esfuerzos de numerosas generaciones de trabajadores y, por tanto, propiedad de todos y de ningún particular.

Las ramas particulares de la producción están inseparablemente interconectadas y no pueden producir ni existir como entidades separadas. La unidad de esa maquinaria está determinada por factores técnicos. Pero sólo una producción unificada y coordinada es capaz de existir en esta fábrica mastodóntica: la producción realizada de acuerdo a un esquema general prescrito por las organizaciones productoras de obreros y campesinos, un plan diseñado a la luz de las necesidades de la sociedad como un todo: los productos de esa fábrica pertenecen a toda la sociedad laboriosa. Tal producción es genuinamente socialista.

Es de lamentar que los autores de la "Respuesta" omitan explicar cómo ellos visualizan la producción descentralizada. Pero deberíamos suponer que están hablando de muchas producciones independientes, de industrias aisladas, de asociaciones separadas y quizás incluso fábricas separadas, produciendo y disponiendo de sus productos según les parezca adecuado. Los autores de la "Respuesta" declaran que la producción descentralizada operará según principios federalistas. Pero, ya que las unidades federadas no serán nada más que pequeñas empresas privadas (es decir, la fuerza laboral unida de una única planta, compañía o industria), la producción no será, en absoluto, socialista: será aún capitalista, en la medida en que se basa en la parcelación de la propiedad, lo que no tardará en provocar competencia y antagonismos.

La producción unificada no es la producción centralizada dirigida desde un "centro" autoritario. Meramente, la producción unificada es la producción auténticamente comunista.

6. La Defensa de la Revolución

Examinando el problema de la defensa de la Revolución, la "Plataforma" remarca, primero, que el medio más efectivo de defender la revolución será encontrar una solución radical a los problemas de la producción, del abastecimiento y de la tierra. Pero la "Plataforma" también prevé que la solución a estos problemas, necesariamente, prenderá una amarga guerra civil en la cual la clase explotadora intentará retener o retomar sus privilegios. Esto es ineludible. La "Plataforma" indica, además, que en esa guerra, la clase actualmente en el poder, recurrirá a la "metodología de toda acción militar: unidad en la planificación operacional y unidad en la comandancia general". Debe decirse que los explotados también tendrán que recurrir a esos métodos de lucha, y que todas las unidades armadas que surjan voluntariamente deberán amalgamarse en un único ejército. Esta necesidad no hace imposible que los destacamentos locales lleven adelante una lucha independiente de cara a la contra-revolución. Pero requiere, sin embargo, que el ejército revolucionario de obreros y campesinos confronten el amplio frente de la arremetida contra-revolucionaria.

A fin de combatir la contra-revolución, los obreros poseerán un plan operacional común y un comando general. De otra manera, el enemigo los atacará cuando estén más débiles y cuando menos lo esperen. La Historia es la mejor prueba de esto:

  • A.- Todas las revoluciones populares fueron especialmente exitosas cuando el ejército cesó de servir ciegamente a la clase dominante y se arrojó a la causa de los rebeldes.
  • B.- Durante la Revolución Rusa, fueron aquellos movimientos populares que lograron unificar sus fuerzas armadas, sus unidades de importancia, a los cuales se confiaron las operaciones militares que afectaban a toda una región, siendo sensiblemente exitosos. Tal fue el caso del movimiento insurgente encabezado por Makhnó. Los grupos insurgentes que fracasaron en comprender esta necesidad perecieron frente a un enemigo bien organizado. Hubo cientos de casos como éstos durante la Revolución Rusa.
  • C.- La Contra-revolución rusa, liderada por Koltchak, Denikin, Yudenich y otros, debe su derrota militar, principalmente, al hecho de que fracasó en establecer un único plan operacional y la unidad de comandancia para los ejércitos contra-revolucionarios: de tal modo, mientras Koltchak estaba cerca de Kazán y avanzaba hacia Moscú (en 1918), Denikin permanecía en el Cáucaso; pero fue sólo cuando Koltchak fue "liquidado" (en 1919) que Denikin cercó Moscú. (Nota: No estamos acá hablando de la guerrilla librada por los campesinos en contra de Koltchak y Denikin, que luego condujo a la derrota militar y social de este último).

El trabajo insurgente revolucionario durante la guerra civil debe saber cómo usar la metodología de la unidad en la planificación operacional y de la comandancia general de las fuerzas armadas revolucionarias. Sin eso, los obreros y campesinos serán golpeados por las fuerzas contra-revolucionarias, altamente familiarizadas con las artes militares. La "Plataforma" señaló cuán necesario es que los obreros utilicen esa metodología, a la vez que creen un único ejército que agrupe a todas las fuerzas armadas al servicio de la revolución. No es necesario decir que la "Plataforma" insiste en esta organización sólo durante el período de guerra civil en la lucha contra la contra- revolución. Una vez terminada esta guerra, el ejército revolucionario no tiene más razón de ser y será disuelto. A decir verdad, el capítulo completo de la "Plataforma" que trata sobre la defensa de la revolución, enfatiza sólo la necesidad que los obreros tienen de usar esa metodología de un plan operacional común y de una comandancia común. La "Plataforma", además, trata el punto de que estos métodos, así como la idea del ejército revolucionario, deben ser vistos sólo como estratagemas requeridas por la guerra civil, y de ningún modo, como principios anarquistas. Nos sorprende el hecho de que ninguna mente sana y honesta podría encontrar argumentos en ello para acusar a la "Plataforma" de proponer la idea de un ejército regular, centralizado. Pero los "sabiondos" de la "Respuesta", sin embargo, lo logran. Ellos nos acusan, ni más ni menos, que de aspirar a crear un ejército centralizado puesto a disposición de las organizaciones productoras generales dirgidas, a su vez, por la Unión/Partido. Creemos que los círculos anarquistas están lo suficientemente claros como para entender por sí mismos lo incoherente y absurdo de esta visión. La "Respuesta" no propone ninguna solución eficiente y rápida al problema de la defensa de la revolución. Después de haber proferido, como es su costumbre, una avalancha de los más disparatados insultos en contra de la "Plataforma", sus autores comienzan a murmurar algo así como unidad de las fuerzas armadas en la revolución, copiando así las ideas de la "Plataforma", luego de deformarlas, como es usual.

Pero es al examinar la necesidad, anunciada en la "Plataforma", de un ejército revolucionario subordinado a las organizaciones productivas superiores de los trabajadores, donde los autores de la "Respuesta" dan muestras de una mente verdaderamente penetrante, de una auténtica maestría en las artes de la adivinación. ¿Cómo se atreven, nos dicen, a argumentar que eso no corresponde a un período de transición? Cómo puede constituir un período de transición, precisamente, la subordinación del ejército revolucionario a las organizaciones productoras de obreros y campesinos - he ahí el enigma inescrutable. Las fuerzas militares de los explotados no se convertirán de ningún modo en un fin en sí mismo: tendrán sólo una forma de implementar las formalidades de la revolución obrera y campesina. Como resultado, es a los obreros y campesinos a los cuales el ejército rinde cuentas y sólo ellos lo pueden dirigir políticamente. De acuerdo a los autores de la "Respuesta", el ejército revolucionario, o, de hecho, las agrupaciones armadas, no debieran rendir cuentas a esas organizaciones: tendrán existencia independiente y lucharán según les parezca apropiado. ¡Así, a estas gentes que tienen la insolencia de hablar de cosas sobre las cuales nunca han reflexionado, sus argumentos se les vuelven en su propia contra!

7. La Organización Anarquista

A este respecto también, los autores de la "Respuesta" están primordialmente preocupados de deformar el significado de la "Plataforma". Primero que nada, transforman la idea de un Comité Ejecutivo en la de un Comité Central del Partido, un comité que elabore órdenes, haga leyes y mandatos. Cualquiera que esté ligeramente familiarizado, en el menor de los grados, con política sabe que un comité ejecutivo y un comité central son dos ideas bien diferentes: el comité ejecutivo bien puede ser una agencia anarquista: de hecho, tal órgano existe en muchas organizaciones anarquistas y anarco-sindicalistas.

A la vez que rechazan la idea una organización amplia anarquista, basada en una ideología homogénea, los autores de la "Respuesta" toman la idea de una organización sintetista donde todas las vertientes del anarquismo se agrupen en "una sola familia". Para pavimentar el camino al establecimiento de esta organización, ellos proponen hacer un periódico en cada país que discuta y examine todas las cuestiones controversiales, desde cada ángulo, y que así lleve a formar una entente entre los anarquistas.

Nosotros ya hemos dado nuestra posición respecto a la noción de síntesis y no vamos a repetir nuestro razonamiento aquí. Nos limitaremos, simplemente, a decir que la existencia de discrepancias entre las opiniones de los anarquistas se debe a algo más que a la carencia de un periódico que actúe como foro de discusión (ya han existido algunos). Un foro de discusión nunca podrá agrupar a las distintas corrientes divergentes, pero ciertamente podrá enredar la mente de las masas trabajadoras. Mas aún, todo un montón de individuos que se proclaman anarquistas no tienen nada en común con el anarquismo. Agrupar a esta gente (¿sobre qué base?) en "una familia" y describir a ese agrupamiento como "organización anarquista", no sólo sería un sin sentido: sería efectivamente dañino. Si por alguna desafortunada casualidad esto llegara a ocurrir, desaparecería toda perspectiva de desarrollo del anarquismo en un movimiento social revolucionario de los explotados.

No es una mezcla indiscriminada, sino que una selección entre las fuerzas anarquistas y su consecuente organización en un partido comunista anárquico, lo que resulta vital para el movimiento: no una síntesis abigarrada, sino que la diferenciación y la exploración de la idea anarquista para llevarla así a un programa homogéneo del movimiento. Esta es la única forma de reconstruir y fortalecer al movimiento entre las masas laboriosas.

Para concluir, diremos algunas palabras sobre los aspectos éticos de la "Respuesta". En realidad, no es a la "Plataforma" a la cual la "Respuesta" se refiere, sino que a una serie de posiciones debidamente deformadas por adelantado, por los autores de la "Respuesta". No hay un solo párrafo al cual respondan sin un preámbulo. Siempre comienzan indagando en las omisiones Jesuíticas de una posición y, luego de haberlas aderezado, proceden a hacer sus objeciones. En sus manos, la "Plataforma" se ha convertido en una conspiración diabólica contra el movimiento anarquista y contra la clase trabajadora. Así representan el pensamiento de la "Plataforma": "En la cúpula, el partido dirigente (la Unión General de Anarquistas); más abajo, las organizaciones superiores obreras y campesinas dirigidas por la Unión; y más abajo aún, las organizaciones inferiores, los órganos de lucha frente a la contra-revolución, el ejército, etc." En todas partes, hablan de instituciones de "investigación y violencia política". Se describe, así, una escena, un retrato, de un Estado policial, dirigido por la Unión General de Anarquistas.

Uno bien podría preguntarse: ¿por qué recurrir a todas estas mentiras? Los autores de la "Respuesta" han leído la "Plataforma". Entonces, deberían saber que el pensamiento tras la "Plataforma" articula la organización de las fuerzas anarquistas para el período de la lucha contra la sociedad de clases capitalista: su objetivo es, simplemente, difundir el anarquismo entre las masas y dar dirección ideológica a su lucha. En el momento en que los explotados hayan vencido a la sociedad capitalista, asistirán a una nueva era en su historia, una era en la cual todas las funciones sociales y políticas sean transferidas a las manos de los obreros y los campesinos, quienes se encargarán de crear la vida nueva. En este punto, las organizaciones anarquistas, y con ellas, la Unión General, perderán toda su significación y podrán, en nuestra opinión, gradualmente disolverse en las
organizaciones productoras de los obreros y los campesinos. La "Plataforma" contiene toda una sección
constructiva que trata del rol de los obreros y los campesinos en el despertar de la Revolución. Por el contrario, no dice nada sobre el rol específico de la Unión Mundial de Anarquistas en esa coyuntura. Y esto no es accidental, sino que constituye una omisión deliberada. Porque toda actividad política y económica entonces, se concentrará, en nuestra visión, en los órganos de auto-administración de los explotados: en los sindicatos, los comités de fábricas, los concejos, etc.

Pero, dando crédito a los autores de la "Respuesta", sería entonces cuando el Partido Comunista Anárquico haría de las suyas: posicionado arriba en algún lugar, dirigiría las organizaciones "superiores" e "inferiores" de los explotados, el ejército, etc. Esta es la manera en que tratan con un documento del cual se proponen ofrecer una crítica, la forma en que tratan al lector a quien prometen la verdad. La irresponsabilidad de estos métodos seguramente alarmará a cualquier lector capaz de reflexión en materias políticas.

Al indagar las otras razones de la debilidad del movimiento anarquista, los autores de la "Respuesta" señalan la siguiente: "El actual estado mental de las masas, que carecen de elementos y del deseo de investigar, analizar y comparar y quienes, consecuentemente, siempre han decidido por la opción más fácil, por el curso que ofrezca la menor resistencia, de acuerdo a recetas "pre-fabricadas", ofrecidas por demagogos de todos los colores". Permítasenos concluir nuestro exámen de la "Respuesta" con esta notable sentencia de sus autores. Notables palabras, porque demuestran la futilidad e hipocresía de sus habladurías sobre el potencial creativo "de las masas, su actividad autónoma, la seria amenaza que la dirección ideológica plantea a su potencial, etc.". Si se cree a la "Respuesta", uno queda con la impresión de que las masas no sólo son incapaces de encontrar los caminos a su liberación, sino que además, no tienen el menor deseo de ello, y prefieren seguir la linea de la menor resistencia. Si esto fuera así, las cosas irían mal para el anarquismo, ya que forzosamente éste debe atraer las masas a su lado. Al proponerse el objetivo de refutar la "Plataforma" a cualquier costo, aunque para lograrlo, incluso, hayan debido dar la espalda a la razón, a los hechos y a la vida misma, es que los autores de la "Respuesta" se han visto reducidos a esa clase de declaraciones.

Esperamos haber probado, en la anterior exposición, que el programa de los autores de la "Respuesta" carece de fundamentos y que no se trata más que de especímenes típicos de la incoherencia política en nuestro movimiento. Respecto al aspecto ético de la "Respuesta", no puede ser descrito como otra cosa que un objeto de lección en calumnias.

El Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero
París, 18 de Agosto, 1927.


Notas del traductor:
(1) Se refiere a las claudicaciones de la social-democracia austríaca.
(2) Pogrom es un término utilizado para denominar los ataques racistas que sufrían las comunidades judías en Rusia, que eran el chivo expiatorio perfecto para el Zar, que los culpaba de cualquier mal que aquejara a ese país. La "Ley de Lynch", o linchamiento, era la matanza que daba una muchedumbre con armas improvisadas a negros, sindicalistas y revolucionarios en los EEUU entre el siglo XIX y siglo XX. Muchas veces, las autoridades carcelarias, arreglaban poner a las víctimas (usualmente presos políticos o negros "culpables" sólo de no haber nacido blancos) a disposición de grupos orquestados por organizaciones racistas y derechistas como el Ku Klux Klan. Ambos hechos constituyen algunas de las páginas más horrendas y vergonzosas de la hisotria moderna.

Ejército Revolucionario Insurreccional: Camaradas campesinos


¡Camaradas campesinos!

El campesinado trabajador de Ucrania lucha desde hace muchos años contra sus enemigos y opresores de siempre. Millares los mejores hijos de la revolución cayeron en la lucha por la emancipación total de los trabajadores de todo yugo. El verdugo Denikin ha recibido un golpe mortal a manos de los heroicos esfuerzos del ejército insurreccional de Ucrania.

Los campesinos insurrectos, encabezados por su guía – Batko Makhno – permanecieron muchos meses detrás del enemigo, las guardias blancas, rodeado por un enemigo diez veces superior, diezmados por la más espantosa enfermedad – el tifus – por culpa de la cual cada día morían varios centenares de los mejores combatientes de sus filas; careciendo de municiones, todos ellos se lanzaban sobre el enemigo con armas blancas, y bajo su poderoso asalto las mejores tropas denikistas huyeron: las unidades de los generales Chkuro y Mamontov.

Al precio de increíbles esfuerzos y de la sangre derramada por los mejores combatientes, los campesinos insurgentes destruyeron la parte trasera de Denikin y abrieron el camino para los hermanos del Norte, campesinos y obreros, a causa de las hordas de Denikin, los camaradas del Ejército Rojo entraron en Ucrania los obreros y los campesinos del Norte.

Ante el campesinado trabajador de Ucrania se ha planteado la cuestión (además del problema general de la lucha contra los blancos) de la edificación de un verdadero orden soviético, en el cual los soviets elegidos por los trabajadores serían los servidores de la gente, ejecutando las decisiones que tomaran los mismos trabajadores en un congreso pan-ucraniano de trabajadores.

Sin embargo, los dirigentes del Partido Comunista, que habían hecho del Ejército Rojo un instrumento ciego y dócil para defender la comisariocracia, comenzó a difundir el lodo y las peores calumnias sobre los mejores líderes de los insurgentes, habiendo decidido "quitarse la astilla" y destruir el movimiento revolucionario que impedía a los señores comisarios dominar a los trabajadores de Ucrania.

Los comisarios ven a los trabajadores como "material humano", como dijo Trotsky en una conferencia, sólo la carne de cañón que se puede lanzar contra el orden imperante, pero a los que en ningún caso se les puede otorgar el derecho a crear ellos mismos, sin la ayuda de los comunistas, sus propio camino y su propio orden.

¡Camaradas campesinos!

El ejército insurreccional de Ucrania viene de vuestro entorno.

Vuestros hijos, vuestros padres y vuestros hermanos han llenado nuestras filas. El ejército insurreccional es vuestro ejército, vuestra sangre, vuestra carne. Habiendo sacrificado decenas de miles de víctimas, el ejército insurgente ha luchado por el derecho de los trabajadores a construir su propio orden, a decidir por sí mismos de sus bienes y no para dejarlo todo en las manos de los comisarios.

El ejército insurreccional combatió y combate por los verdaderos soviets, y no por las Chekas y la comisariocracia. Desde el tiempo del verdugo – el Hetman – los alemanes y Denikin, los insurgentes se levantaban en masa contra los opresores para defender al pueblo trabajador.

Ahora también el ejército insurreccional considera su deber sagrado defender los intereses del campesinado trabajador contra las tentativas de los señores comisarios de enganchar a su carro a los campesinos de Ucrania.

El ejército insurreccional conoce muy bien a estos "recién llegados" y se acuerda bien de estos comisarios "libertadores". El autócrata Trotsky ordenó desarmar el ejército insurreccional, creado por los mismos campesinos en Ucrania, porque sabe bien que mientras los campesinos posean su ejército, defendiendo sus intereses, jamás podrá obligar el pueblo trabajador de Ucrania a marchar bajo su bastón.

L'armée insurrectionnelle, ne voulant pas faire couler le sang fraternel, en évitant des heurts avec l'armée rouge et en se soumettant seulement à la volonté des travailleurs, montera la garde pour préserver les intérêts des travailleurs et ne déposera les armes que sur l'ordre d'un congrès libre panukrainien des travailleurs, où les travailleurs exprimeront eux-mêmes leur volonté.

El ejército insurreccional, no queriendo hacer correr la sangre fraternal, evitando enfrentamientos con el Ejército Rojo y sometiéndose solamente a la voluntad de los trabajadores, hará guardia para preservar los intereses de los trabajadores y sólo dejará las armas más que por orden de un Congreso Libre pan ucraniano de trabajadores, donde los mismos trabajadores expresarán su voluntad.

El ejército insurreccional – la espada en las manos de trabajadores – os llama, compañeros campesinos, a convocar de inmediato vuestro propio congreso de trabajadores y a tomar en vuestras propias manos la construcción de vuestro futuro y de la felicidad de vuestras riquezas trabajadoras. Es cierto que los comisarios sedientos de poder tomarán todas las medidas necesarias para impedir la celebración de un congreso libre de trabajadores, es por esto que por los intereses de los propios trabajadores no se debe permitir dejar aplastar el Congreso por los comisarios, deberá celebrarse en la clandestinidad y en un lugar secreto.

Ejército Insurrecional Revolucionario de Ucraina (Makhnovista): Proyecto de declaración


Las clases trabajadoras de Ucrania hoy están confrontadas a acontecimientos de gran importancia y de alcance histórico. Sin duda, el significado de estos acontecimientos rebosa los límites de la actividad del ejército insurreccional revolucionario. Pero, estando en la vanguardia del combate en curso, éste considera que es de su deber exponer a los trabajadores de Ucrania, Rusia y del mundo entero, los fines por los cuales combate, así como su análisis de los acontecimientos recientes y de la situación actual.

En Febrero-Marzo de 1917, Rusia y Ucrania vivieron la Primera revolución, que provocó la caída de la autocracia zarista y aportó la llegada de un poder político de Estado, formado primero por personalidades de la gran burguesía industrial, y después por representantes de la pequeña y mediana burguesía. Ninguno de estos dos gobiernos mostró estabilidad. Ocho meses bastaron para que las masas revolucionarias derribaran estos poderes que no tenían nada común con los intereses y las aspiraciones de los trabajadores.

Desde Julio de 1917, la Segunda revolución pareció necesaria. Tuvo lugar a finales de Octubre y permitió la toma del poder de Estado por el partido socialdemócrata bolchevique, el cual se consideraba representante del proletariado revolucionario y del campesinado pobre, es decir, de la revolución social. Muy pronto, este partido llevó una lucha permanente contra todos los demás partidos competidores con el fin de apoderarse del poder. Como sus palabras de orden coincidían con las aspiraciones de las masas trabajadoras, éstas lo apoyaron en su momento decisivo. También, este período de ocho meses de gobierno de burguesía unida y rivalidad entre los diferentes partidos políticos acabó con la toma del poder por el Partido Bolchevique. Sin embargo, rápidamente se vio que este partido y este poder de Estado - como todo partido y todo poder de Estado – actuaban sólo para ellos mismos y se mostraban absolutamente incapaces de realizar los grandes objetivos de la revolución social; por esto mismo, ponían trabas a la actividad libre y creadora de las masas trabajadoras, capaces de asumir por si solas esta tarea. Es evidente que controlando toda la vida económica y social, todo poder de Estado crea inevitablemente nuevos privilegios políticos y económicos y socava los fundamentos de la revolución social. La incapacidad del partido bolchevique comunista para ofrecer una vía auténtica de lucha por el socialismo, lógicamente provocó el descontento, la decepción y la amargura entre las masas trabajadoras.

La desorganización de la vida económica a consecuencia de una mala política agraria suscitó importantes disturbios en los campos. Sin embargo, el poder bolchevique consiguió organizar en Rusia un fuerte aparato de Estado y un ejército dócil del que se sirve, exactamente igual que sus antecesores, para asfixiar toda manifestación de descontento y de resistencia popular.

En Ucrania, la situación es diferente.

Antes de conocer el poder bolchevique, Ucrania fue ocupada por los austro-alemanes, que instalaron allí a su títere, el hetman Skoropadsky. El poder de Petlura les sucedió. Los excesos de estos poderes provocaron una explosión de indignación en el pueblo que provocaron un rechazo total hacia la misma idea del poder de Estado, que se tradujo en un poderoso movimiento insurreccional popular, animado por un espíritu verdaderamente revolucionario anti-partidista y anti-autoritario.

Después de la retirada de los austro-alemanes, los insurgentes revolucionarios limpiaron Ucrania, por una serie de compromisos, de partidarios del Hetman y del Petlura; el poder bolchevique comunista sacó provecho de esto para venir a instalarse en primavera de 1919, arrastrando una decepción muy rápida. En algunos meses, el descontento y la hostilidad de las masas trabajadoras de las ciudades y sobre todo del campo se manifestaron con violencia. Grandes regiones, tales como las provincias de Ekatérinoslav y de Tauride comenzaron a orientarse cada vez más distintamente hacia una auto-organización económica y social, sobre una base hostil hacia los partidos y el poder de Estado. Ninguna actividad política fue tolerada allí. Hacia el fin del verano, todo el país estaba sacudido por vastos movimientos revolucionarios campesinos contra la arbitrariedad del Partido Comunista. La Tercera revolución sale a la luz y guía esta insurrección general.

Durante este tiempo, la reacción había alzado la cabeza. La Tercera revolución se opuso a la tentativa de restaurar el antiguo régimen. Al esperar encontrarse dueño de la situación aniquilando a sus dos enemigos - la insurrección revolucionaria y la reacción-, el poder bolchevique preparó y facilitó de manera traicionera el aplastamiento del grueso principal del ejército insurreccional makhnovista. No obstante, el aparato de Estado y las fuerzas armadas del poder comunista bolchevique no pudieron echar raíces en Ucrania y se mostraron incapaces de reemplazar al movimiento insureccional revolucionario en su lucha contra Denikin. Los insurgentes revolucionarios salieron de esta difícil situación debilitados, pero no vencidos. Obligados a estar lejos de su zona de origen, se esforzaron por subsistir costara lo que costara y, recorriendo otras regiones de Ucrania, prosiguieron una lucha ensañada contra los denikistas y las calumnias hechas por Trotsky y el peligroso atentado cometido contra la revolución. La llama de la insurrección campesina y de la lucha contra la reacción ahora hace furor en toda Ucrania. Un nuevo enemigo de los trabajadores aparece bajo la forma del gobierno burgués y republicano de Petlura.

Un enfrentamiento, inevitable y decisivo, cuyo futuro mostrará quién saldrá vencedor de todo esto, pone cara a cara la idea de la organización libertaria, seguida por masas importantes de Ucrania, y la idea de un poder político monárquico, bolchevique comunista o republicano burgués.

Estos son los grandes rasgos de la dura experiencia revolucionaria que nosotros, sublevados makhnovistas, vivimos durante estos dos años y medio de revolución. Nos queda añadir que, en nuestra región y en muchas otras más alejadas, fuimos testigos y participantes de acertadas pruebas de organizaciones libertarias sociales y económicas, sin injerencia de ningún tipo de gobierno. La inmensa mayoría de ellos fueron interrumpidos sólo a consecuencia de intervenciones violentas de uno u otro poder.

El resultado de esta experiencia, difícil pero instructiva, así como las posiciones teóricas que la caracterizan, nos hacen declarar de modo claro y preciso lo siguiente:

El desarrollo de la revolución nos convenció indudablemente de que ningún partido político y ningún poder de Estado son capaces de resolver los grandes problemas de nuestra época, de volver a reactivar y organizar la economía arruinada del país, de estimular y satisfacer las necesidades de las masas trabajadoras. Estamos convencidos de que a consecuencia de esta experiencia, las grandes masas obreras y campesinas de Ucrania llegaron a la misma conclusión y que no apoyarán ninguna opresión política.

Consideramos que, en un futuro próximo, todas las clases trabajadoras alcanzarán la misma posición, y que ellas mismas se ocuparán de la organización de su vida profesional, económica, social y cultural, a partir de principios libres, sin la tutela, la presión y la dictadura de ninguna personalidad, partido o poder, sea cual sea.

Declaramos que el movimiento insurreccional popular que se desarrolla actualmente en Ucrania constituye el principio de la gran Tercera revolución, que liberará definitivamente a las masas trabajadoras de toda opresión del Estado y del Capital, privado o estatal.

Declaramos que nuestro ejército insurreccional makhnovista es sólo el núcleo combatiente de este movimiento revolucionario popular ucraniano, núcleo cuya tarea consiste en organizar por todas partes fuerzas insurreccionales y ayudar a los trabajadores sublevados en su lucha contra todo abuso del Poder y del Capital. Ucrania está a las puertas de una verdadera revolución social y campesina. Este es el sentido de la situación. Nosotros, sublevados makhnovistas, somos los hijos de esta revolución, para servirla y protegerla.

Cuando se propague una poderosa llama a través de toda Ucrania de los trabajadores, liberándole de todos los agresores y de todos poderes, nosotros, fieles combatientes, nos agregaremos a los millones de insurrectos del pueblo. Participaremos entonces codo a codo en la edificación libre de una vida nueva. En cuanto a nuestra idea de las cuestiones esenciales de la reconstrucción económica y social, consideramos indispensable subrayar lo que sigue: Cuando los trabajadores mismos dispongan de la libertad necesaria para forjar su destino, la mayoría aplastante de ellos se orientarán natural e inevitablemente hacia la realización de los principios sociales verdaderamente comunistas.

Pensamos que únicamente las masas trabajadoras pueden aplicar en los hechos estos principios, a condición de que dispongan de la libertad más completa de creación socio-económica. Consideramos pues como completamente irracional e inútil tratar de imponer por la fuerza nuestro ideal. También pensamos que sería funesto tratar de querer poner las masas en nuestro remolque, por medio de una dirección por arriba. Queremos limitar nuestro papel a una simple ayuda teórica y organizativa, en forma de proposiciones, consejos, de indicaciones o de orientaciones. Pensamos que, si el pueblo debe tener la posibilidad de conocer todas las opiniones y los consejos, sólo él debe decidir aplicarlos en toda independencia y libertad, sin injerencias de partidos, de dictadores o de gobiernos cualesquiera que sean. Nos esforzamos por mostrar estas ideas a las masas trabajadoras, llamando la atención de su propio papel autónomo en una edificación soviética libre.

El régimen de los soviets

Expresamos nuestra idea de un auténtico régimen de soviets libres de la siguiente manera: con el fin de instaurar una nueva vida económica y social, los campesinos y obreros crearán natural y libremente sus organizaciones sociales y económicas: comités de soviets de pueblos, cooperativas, comités de fábricas, talleres, minas, organizaciones ferroviarias, de Correo y Telégrafo y todo tipo de uniones y organizaciones posibles. Para establecer un lazo natural entre todas estas uniones y asociaciones, ponen en pie órganos federados de abajo a arriba, bajo la forma de soviets económicos, teniendo como tarea técnica regular la vida social y económica en gran escala. Estos soviets pueden ser de distrito, de ciudad, de región, etc..., organizados según las necesidades, a partir de principios libres. En ningún caso deberían ser instituciones políticas, dirigidas por políticos o partidos, que dictarían su voluntad (lo que se realiza bajo la máscara del "poder soviético"). Estos soviets son sólo los órganos ejecutivos de las asambleas de los que se derivan.

Tal régimen soviético realmente refleja la organización de los campesinos y obreros. Si esta creación es efectivamente la obra libre de las mismas masas campesinas y obreras, si el trabajo económico vivificante de todos los órganos de base y de las organizaciones soviéticas federativas comienza a atraer a cada vez más trabajadores, sin injerencia ni intervención de ningún partido político o poder, entonces, según nuestra opinión, será posible instaurar rápidamente un sistema económico y social a partir de los principios de igualdad social, justicia y fraternidad, y, de esta forma, poner fin a la existencia de clases, partidos políticos y Estados, así como a la dominación de una nacionalidad sobre otras. Las clases atrasadas y no trabajadoras de la población serán naturalmente integradas, poco a poco, en este sistema.

Toda “actividad política”, que trae inevitablemente la creación de privilegios y un aparato de esclavitud económica y política de la masa trabajadora se mostrará inútil en los hechos, y las organizaciones políticas tenderán a desaparecer por si solas.

A las preguntas que surgirán acerca de los organismos "oficiales" y las diversas actividades sociales relativas a la educación, la salud, las estadísticas, los registros de uniones, defunciones y nacimientos, etc..., responderemos que serán dejados a la iniciativa individual, preciosa y fecunda, en el marco del soviet. Todo esto no planteará dificultad alguna y será resuelto de la mejor manera posible por los órganos locales de auto-dirección.

El aparato judicial y administrativo

En cuanto al hecho de presentar este aparato como una necesidad, queremos ante todo reafirmar nuestra posición de principio: estamos contra todo aparato judicial y policial rígido, contra todo código legislativo fijado una vez para siempre, que acarrean violaciones groseras de una auténtica justicia y de una defensa efectiva de la población. Éstas no deben ser organizadas, sino ser el acto vivo, libre y creativo de la comunidad.

Es por eso que todas las formas caducas de la justicia judicial, tribunales revolucionarios, leyes represivas, policía o milicia, chekas, prisiones y todas las demás antiguallas estériles e inútiles deben desaparecer o ser suprimidas desde el primer respiro de la vida libre, desde los primeros pasos de la organización social y económica libre y viva. Las mismas organizaciones libres, las asociaciones y los soviets de obreros y de campesinos, deben establecer tales o cuales formas de justicia. Esta justicia no debe ser ejercida por funcionarios especializados, sino por responsables que gocen de la confianza de la población local, de acuerdo con ella y apartando totalmente las sanciones previstas en el pasado. Lo mismo, la autodefensa popular debe ser fundada sobre la organización libre, sin ser el asunto de milicianos especialistas. La organización, oficial por el Estado de la justicia y de la defensa, no sólo no alcanza sus objetivos, sino que traiciona toda justicia y defensa verdaderas.

La cuestión del abastecimiento

Esta cuestión tiene actualmente una gran importancia. Su resolución se sitúa en el primer lugar de las urgencias, porque toda la suerte de la revolución depende de ella en este momento. El principal defecto de la revolución precedente [de los bolcheviques - A.S.] venía de la completa desorganización del abastecimiento, lo cual provocó el corte entre las ciudades y el campo. Los trabajadores deben dedicarle la más grande atención. Esta cuestión era particularmente fácil de resolver a principios de la revolución, cuando la vida no estaba desorganizada todavía completamente y el alimento se encontraba por todas partes en cantidad más o menos suficiente. En este momento, la lucha entre los partidos socialistas para apoderarse del poder político, y luego la del Partido Bolchevique para mantenerse, acapararon la atención de los obreros y campesinos que dejaron esta cuestión indecisa y no la vigilaron lo suficiente. En cuanto al poder bolchevique, se mostró, muy naturalmente, incapaz de resolverla.

Aquí también, consideramos que la justa resolución de esta cuestión y la entrega ordenada de todo lo que tuvo relación con eso sólo puede ser encontrada por los mismos trabajadores mediante sus organizaciones libres. Nadie más podrá zanjar válidamente este problema en su lugar. Los trabajadores deben evitar sobre este plano desunirse y debe establecerse una estrecha unión entre obreros y campesinos. Esto no será difícil si dejan de lado las organizaciones políticas y los políticos charlatanes. Las ciudades liberadas de todo poder político convocarán un congreso desarrollado por obreros y los campesinos, el cual inscribirá entre las prioridades la cuestión del abastecimiento y el restablecimiento de los lazos económicos entre las ciudades y los campos, instaurando un intercambio equitativo de productos de primera necesidad. La tarea posterior será obra de las organizaciones profesionales, cooperativas y de los transportes.

Se crearán organismos adecuados para la investigación, reagrupación y recuperación de la producción industrial y agrícola; instaurarán un sistema de intercambio y de repartición justa de los bienes. Sobre este plano, las cooperativas y las asociaciones libres de obreros y de campesinos deberán desempeñar un papel primordial. Es sólo así, según nuestra opinión, que podrá resolverse la cuestión particularmente importante del abastecimiento.

El problema de la tierra

El proceso de restablecimiento y de mejora rápida de nuestra economía agraria, actualmente arruinada y muy limitada, reclama una reorganización del cultivo de la tierra puesta en marcha por una decisión absolutamente libre y voluntaria de toda la población agrícola trabajadora (con la evidente ayuda de los especialistas). Los comerciantes de los pueblos deberán ser apartados rápidamente de este proceso. Estamos convencidos de que la solución de este problema de la tierra se resolverá por si mismo mediante la organización comunista de la economía campesina. Todos ellos estarán rápidamente convencidos de que el desarrollo de la producción y la satisfacción de todas las necesidades solo podrán ser asegurados por la comunidad y no por personas particulares. Sin embargo, toda imposición del comunismo mediante la coacción y por la administración de arriba deberá ser rechazada.

El decreto de los bolcheviques que se refiere en la "nacionalización de las tierras", es decir a la entrega de las tierras a las manos del Estado (de hecho, a las manos del gobierno, de sus órganos y de sus funcionarios), debe ser suprimido. La apropiación de las tierras por el Estado conducirá inevitablemente, no a estructuras agrícolas justas y libres, si no a la reaparición de un nuevo explotador y dueño, en forma de Estado, que utilizará - como todos los patronos - el trabajo asalariado e impondrá por la fuerza al campesinado todo tipo de cargas, impuestos, etc.., exactamente como antes hacían los pomieshchik is. El campesinado no ganará nada encontrándose frente a un solo dueño - el Estado - todavía más poderoso y cruel que los millares de pequeños jefes, dueños y pomieshchik is. La tierra confiscada a los grandes terratenientes no debe ser puesta a disposición del Estado sino en las manos de quienes la trabajan directamente: las organizaciones campesinas, los municipios libres y otras uniones.

Los modos de empleo de las tierras, del material y la misma organización de la economía agrícola deben ser elaborados libremente en congresos campesinos, después de discutirlos y adoptarlos sobre resoluciones, sin injerencia de cualquier poder sea cual sea.

Consideramos que la solución de todas estas cuestiones por los mismos campesinos traerá un proceso natural de desarrollo de las organizaciones sociales de la economía campesina, comenzando, por ejemplo, con la repartición igualitaria y proporcional de la tierra, del material agrícola y del ganado; por la organización social del trabajo y de la distribución de los productos teniendo como base la cooperación; por la utilización social de la tierra y de los equipos, etc., es decir por formas comunistas más o menos afirmadas. El trabajo manual e intelectual de los aldeanos experimentados y competentes, en estrecho contacto con las organizaciones obreras, reforzará este proceso y acelerará su desarrollo. Entre tanto, las propiedades privadas serán rápida y fácilmente reabsorbidas. La población campesina activa dominará sin dificultad a los representantes de la clase de los grandes propietarios, confiscando primero sus tierras en provecho de la comunidad, luego naturalmente integrándolas en la organización social.

Llamamos la atención de la población campesina sobre una organización cooperativa ensanchada desarrollada y la producción distributiva. Consideramos que la organización cooperativa es, como primera etapa, la más adaptada y más natural sobre la vía de la edificación de la economía agrícola sobre bases nuevas.

La llamada "economía soviética", donde reinan inevitablemente el trabajo asalariado, la arbitrariedad y la violencia de los funcionarios bolcheviques comunistas, tiene que ser totalmente liquidada. La cuestión de la participación de agrónomos competentes y especializados así como otros problemas diversos serán reglamentados por la discusión y las decisiones tomadas por las organizaciones y los congresos campesinos. Todas las formas de trabajo asalariado deben ser irremediablemente suprimidas.

Es muy evidente que la solución justa y la evolución posterior de la cuestión de las tierras dependan estrechamente, en una gran medida, del reglamento equitativo de la cuestión obrera. Es a las organizaciones obreras a las que incumbe también establecer un cierto número de lazos con los pueblos, bastante numerosos, para intercambiar todo tipo de materiales y de objetos de la producción industrial por productos agrícolas. Únicamente la unión estrecha y fraternal de obreros y campesinos, en el interior de organizaciones de ayuda mutua en la producción y en el intercambio económico, podrá aportar a la cuestión agraria una solución natural, planificada y justa.

La cuestión obrera

Habiendo sido testigos de numerosas tentativas llevadas a cabo por diversos partidos políticos, "hombres de negocios" o " personalidades honestas" para resolver la cuestión obrera; al haber examinado atentamente la idea y los resultados de la estatalización (nacionalización), tanto de los medios y los instrumentos de la producción obrera (minas, medios de comunicación, fábricas, talleres, etc...) como de las mismas organizaciones obreras (sindicatos, comités de fábrica y cooperativas, etc...), declaramos con certeza que sólo existe una solución verdadera y justa de la cuestión obrera: transferir todos los medios, instrumentos y materiales de trabajo, de producción y de transporte, no a la disposición total del Estado - este nuevo patrón y explotador, empleando al trabajado asalariado y oprimiendo a los obreros no menos que los empresarios privados - si no a las organizaciones y uniones obreras, asociadas natural y libremente entre ellas, en contacto con las organizaciones campesinas, a través de sus soviets económicos. Estamos convencidos de que sólo esta manera de resolver la cuestión obrera liberará la energía y la actividad de las masas obreras, dará un nuevo impulso a la restauración de la economía industrial destruida, hará imposibles la explotación y la opresión, pondrá término a la especulación y el engaño, terminará el aumento artificial de los precios y la subida artificial del coste de la vida.

Estamos convencidos de que sólo los obreros, con la ayuda de sus organizaciones y uniones libres, podrán obtener su liberación del yugo del Estado y del Capital (tanto del privado como del de Estado), encargarse de la explotación del mineral y del carbón, volver a poner en marcha las fábricas, organizar un intercambio equitativo de los productos entre las diferentes regiones, ciudades y campos, restaurar la circulación ferroviaria; en una palabra, devolver la vida al cuerpo moribundo de nuestra organización económica.

Ningún poder de Estado, partido, sistema de dirección y de control de los obreros por comisarios, funcionarios, militantes políticos u otros podrán llevar, según nuestra convicción profunda, al fin fijado. La organización del trabajo, de la producción, del transporte, de la distribución y del intercambio debe ser obra de las uniones obreras libres, con la ayuda de las personas experimentadas y competentes, en las condiciones de un trabajo libre en las fábricas.

Para asegurar la actividad de tal organización y su desarrollo provechoso, es indispensable, ante todo, preparar congresos y conferencias obreras auténticas, sobre bases libres, sin presión de dictadura de partidos o de individuos. Sólo estos congresos y conferencias libres podrán resolver efectivamente todas las cuestiones urgentes de la vida obrera y de la edificación obrera en una orientación necesaria y provechosa. No hace falta decir que la resolución justa y la orientación posterior de la cuestión obrera dependen en gran parte de la solución equitativa de la cuestión del abastecimiento y de la repartición de la tierra, así como de la cuestión financiera, unida estrechamente también a la cuestión obrera.

La cuestión de la vivienda es parte integral, también damos nuestra posición fundamental sobre este tema: una de las primeras tareas de las organizaciones obreras libres es repartir equitativamente las viviendas disponibles, luego desarrollar la construcción de las viviendas necesarias, y esto podrá hacerse sólo en colaboración con los responsables de la gestión de las viviendas (comités de casa y de barrio).

La cuestión financiera

El sistema financiero es inseparable del sistema capitalista. Éste pronto será reemplazado por la organización comunista libre de la economía, lo que llevará indiscutiblemente a la desaparición del sistema financiero y su sustitución por un intercambio directo de los productos, por medio de la organización social de la producción, del transporte y de la distribución.

Sin embargo, esta transformación no se hará de la noche a la mañana. Aunque el sistema monetario hoy está completamente revuelto, hará falta, por las circunstancias, que continúe funcionando todavía un cierto tiempo. Por el momento, es indispensable organizarlo sobre nuevas bases.

No se trata de conservarlo o de restablecerlo, sino únicamente de adaptarlo provisionalmente a bases más justas. Desde el golpe de Estado de Octubre, las riquezas del pueblo están concentradas en las manos del Estado, ya sea en las capitalistas o en sus organismos. La imposición obligatoria y la explotación creciente eran los fundamentos de esta concentración. El poder bolchevique comunista se erigió por encima de los trabajadores como Estado-patrón- explotador. Se considera como el dominador y el único organizador del sistema monetario del país. De hecho, el Estado bolchevique y sus funcionarios son los únicos que hoy disponen de la riqueza del pueblo. Según nuestra opinión, esta situación debe cambiar radicalmente.

En la medida en que el sistema de los soviets libres de trabajadores se coloque y desarrolle, inaugurando una nueva vida libre, todo impuesto deberá ser suprimido y reemplazado por la contribución libre y voluntaria de los trabajadores. En las condiciones de una edificación libre e independiente, esta contribución dará sin duda alguna los mejores resultados. Consecuentemente, el tesoro centralizado por el Estado, bajo cualquier forma (hasta bajo la de " Banco del pueblo "), debe ser liquidado y reemplazado por el sistema descentralizado de verdaderos bancos del pueblo, creados sobre una base cooperativa. Los fundadores y los depositantes de estos bancos deben ser únicamente los campesinos y los obreros, es decir sus asociaciones, sus uniones y organizaciones, teniendo como base una contribución libremente consentido. En el caso de gastos indispensables para tal o cual empresa o servicio, de amplitud regional o incluso nacional (tomemos el ejemplo de los Correos y Telégrafos), el congreso general o el soviet de este organismo recibe la suma necesaria de los bancos del pueblo. Éstas pueden ser municipales, soviéticas, sociales, etc..., según las necesidades. La importancia de las contribuciones voluntarias será determinada por el cálculo de las necesidades y de los gastos sociales. Ni un solo rublo de plata del pueblo puede ser gastado sin el acuerdo y la autorización expresa de la organización (congreso, municipio, soviet o unión). Los diferentes servicios sociales y los organismos presentan, en el momento acordado, los gastos previstos a sus respectivas instancias que ratifican, si llega el caso, el presupuesto preventivo.

Este es, a grandes líneas, el sistema financiero que, según nosotros, debe ser instaurado durante el período en el que el signo monetario y la circulación de la moneda continúan existiendo. Sólo tal sistema estará en plena armonía con un régimen auténtico de soviets.

En lo que concierne al signo monetario en sí, podremos disponer al principio de una cantidad más importante que la necesaria. Así, a medida del fortalecimiento y el desarrollo de la nueva organización del trabajo, los obreros y campesinos pasarán del sistema monetario al del simple certificado del trabajo social surtido .Este certificado le dará al portador el derecho a recibir de las tiendas y mercados sociales los objetos y los bienes que necesitará, y que comenzarán a aparecer en abundancia gracias a la organización del nuevo aparato económico adaptado a las necesidades.

No está lejos el día cuando cada trabajador, gracias a su trabajo para la sociedad (y por lo tanto para él mismo como miembro de esta sociedad), podrá recibir, según el certificado necesario los productos y los bienes que le son indispensables.

La cuestión nacional

Está claro que cada grupo nacional tiene el derecho natural e indiscutible de hablar libremente su lengua, de vivir según sus costumbres, de conservar sus creencias y sus ritos, de redactar sus manuales escolares y de tener sus propios establecimientos y organismos gestores; en una palabra, de mantener y desarrollar su cultura nacional en todos los dominios. Es evidente que esta posición clara y precisa no tiene absolutamente nada que ver con el nacionalismo de tipo "separatista", que levanta una nación contra las otras y que reemplaza la lucha para una unión natural y social de los trabajadores por una separación artificial y funesta.

Según nuestro modo de ver, las aspiraciones nacionales de carácter natural y sano (lengua, costumbres, cultura, etc.) sólo pueden encontrar una solución plena y fructuosa en la unión de las nacionalidades y no en su antagonismo. La lucha de liberación de un pueblo naturalmente trae la misma lucha chauvinista de otros pueblos, su resultado es inevitablemente el aislamiento y el odio entre las diferentes naciones. Esta visión de la cuestión nacional, profundamente burguesa y negativa, conduce fatalmente a enfrentamientos nacionales absurdos y sangrientos.

La edificación rápida de una nueva vida sobre bases socialistas traerá necesariamente el desarrollo de la cultura específica de cada nacionalidad. Cuando nosotros, sublevados makhnovistas, hablamos de la independencia de Ucrania, la situamos sobre el plano social y económico de los trabajadores. Proclamamos el derecho del pueblo ucraniano (y el de toda otra nación) a la autodeterminación, no en el sentido nacional estricto de tipo nacionalista, pero sí en el de los trabajadores que se autodeterminan. Declaramos que el pueblo trabajador de las ciudades y campos de Ucrania les mostró a todos, mediante su heroico combate, que no quiere sufrir más poderes políticos y que no los necesita, que aspira conscientemente a una sociedad libertaria. Declaramos pues que todo poder político, de dondequiera que venga, que pretendiera dominar y dirigir mediante la coerción y la arbitrariedad, estará considerado por las masas trabajadoras ucranianas como enemigo y contrarrevolucionario. Lucharán ferozmente contra él, defendiendo su derecho a la auto-organización hasta la última gota de su sangre.

No hace falta decir que, en la sociedad fundada sobre verdaderas bases soviéticas, tal y como las expusimos, la cuestión de la representación proporcional y otros procedimientos políticos no se usarán.

La cultura y la educación

La cultura y la educación en una sociedad libre no pueden ser el monopolio del Estado o de un gobierno. Sólo pueden ser asunto de individuos y de organizaciones libre y naturalmente unidas. La creación viva y libre de los valores culturales vinculados al espíritu de las masas trabajadores sólo puede nacer en estas condiciones

La libertad de los ciudadanos

Es evidente que la organización libre de la sociedad ofrezca la posibilidad entera y práctica de realizar las llamadas " libertades del ciudadano "... libertad de expresión, de prensa, de conciencia, de culto, de reunión, de unión, de organización, etc...

La defensa de la sociedad

Mientras la sociedad libre necesite defenderse de una agresión exterior, deberá organizar su autodefensa, su ejército. Concebimos éste como un contingente libre, fundado sobre el principio electivo de los puestos de responsabilidades y vinculado estrechamente a la población. Debe estar puesto bajo la autoridad de las organizaciones de trabajadores de las ciudades y campos, con el fin de protegerlos contra toda tentativa violenta por parte de todo poder de Estado y del Capital, y de garantizarles una edificación social libre.

Relaciones con los Estados extranjeros:

Los grandes congresos - que representan todas las organizaciones de las ciudades y de los pueblos que constituyen la sociedad libre - designan una comisión encargada de mantener relaciones regulares con los Estados extranjeros. Esta actividad debe ser pública y sin ninguna ambigüedad; ningún "secreto diplomático" es aceptable. Los problemas que no puedan ser decididos por la comisión están sometidos a la discusión y a la decisión de congresos extraordinarios.

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Estas son las bases sobre las cuales, según nuestra opinión, debe fundarse la sociedad libre, justa y sana, por la cual combatimos. No tenemos que imponerle a la población trabajadora estas ideas mediante la coacción ; consideramos que es de nuestro deber de hacer únicamente mostrar nuestra idea y ofrecerles a los campesinos y obreros la posibilidad de discutir libremente este punto de vista, tanto este como otros, con el fin de que sea posible escoger con toda libertad tal o cual vía para la edificación económica y social de la sociedad.

Estamos convencidos de eso: solamente teniendo la libertad más completa de investigación y de experiencia de edificación la población trabajadora podrá encontrar la salida natural que lleve al socialismo auténtico y sano. Esta libertad en la búsqueda y en la edificación la mantendremos y defenderemos con todas nuestras fuerzas; indudablemente será defendida de la misma manera por todos los trabajadores de Ucrania, a los que llamamos a participar en el gran combate común, corrigiendo si es preciso los errores y las insuficiencias inevitables, manifestando su simpatía y reforzándola por la adhesión continua de nuevos combatientes y defensores de la libertad.

Es mediante los esfuerzos conjuntos de la gran comunidad de los trabajadores que será forjada libremente la forma de la nueva sociedad, y será defendiendo con las armas en la mano este derecho a la libertad creadora como venceremos.